jueves, 15 de abril de 2010

Educación caballeresca




La educación seglar de la Edad Media lo constituye el desarrollo de la educación caballeresca.
• Las condiciones sociales y políticas de esta época hace que surja un tipo de hombre que se distinga por sus condiciones guerreras.
• Aquí la importancia de la educación física, valor, honor, fidelidad y cortesía.
• En esta época la educación guerrera se convierte en educación caballeresca, asumiendo como propios los aspectos intelectuales, distintos de los de la ciencia de los clérigos.
• Como norma a los quince años el niño se convertía en paje o escudero de algún experto caballero al que seguía como a su propio maestro; y a los veinte años, terminaba su educación, era proclamado caballero.
Al llegar las extensiones agrícolas del mundo antiguo al límite de su capacidad productiva, es decir, cuando la mano de obra esclava comenzó a escasear y, por tanto, se encareció y la unidad de producción rentable, era la pequeña extensión de tierra, trabajada por poca gente. Esta desaparición forzada de las grandes extensiones de tierra, como sistema de explotación en gran escala, marcó la pauta para la aparición de un nuevo régimen económico, basado no ya en la mano de obra esclava o del antiguo colono, sino del Siervo y del Villano.

Los villanos, descendientes de los colonos romanos, eran hombres libres o "Francos" y no se vendían, sino que se ofrecían para vivir del fruto de su trabajo. Por lo general, acordaban con un propietario de tierras de cultivo, cultivar una porción reducida de ella, a cambio de una compensación. El villano, se diferenciaba del antiguo esclavo, desde luego en que era más libre en tanto tenía la facultad de elección de una autoridad, reconocida e impuesta por sí y para sí. Teóricamente, este acto de derecho (proveniente directamente del derecho romano), constituye en sí, la esencia del régimen feudal.

Dueño de la tierra (forma fundamental de la riqueza), el propietario era dueño de los instrumentos de producción, especialmente los molinos. De este modo, por ejemplo, el trigo que los paisanos cosechaban tanto para sí, como para el propietario, debía ser molido en el molino, propiedad del señor. Este procesamiento, tenía un costo que los villanos debían pagar. El sistema feudal, conocía tres tipos o "variedades" sociales: los "Bellatores" o guerreros; los "Oratores" o clérigos y los "Laboratores" o trabajadores campesinos.

El elemento novedoso, que establece la diferencia con el mundo antiguo, salta a la vista; la aparición de un componente del Estado que no existía con anterioridad: La institución de la Iglesia. Las transformaciones de la sociedad medieval, impusieron un nuevo elemento de dominio, diferenciado de lo hasta entonces conocido: El religioso.

La religión cristiana, acabó, a fin de cuentas, por convertirse en la iglesia oficial del propio imperio. De la acumulación, monopólico pero pasiva, de tierras y riquezas monetarias, no pasó mucho tiempo para que la Iglesia comenzara una actividad financiera de gran dinamismo. Durante toda la Edad Media, los monasterios se convirtieron en poderosas instituciones bancarias de crédito rural.

En la educación monacal, a excepción de las escuelas elementales, se enseñaban tres áreas generales: Gramática, Retórica y Dialéctica, eran los pilares de la enseñanza. "…juristas doctos, secretarios prácticos y dialécticos hábiles, capaces de aconsejar a reyes y emperadores y de hacerse pagar largamente los servicios". Eso era lo que producían las "Escuelas Externas" del monasterio". Por su parte, los nobles destinados al ejercicio de la guerra, solían permanecer al lado de su madre hasta la edad de 7 años, pasaba a formar parte del servicio de algún señor feudal en calidad de paje. A los 14, se convertía en escudero y acompañaba al señor a la guerra, a los torneos y a las partidas de caza y, cuando rondaba los 20 años, se podía armar caballero.

El noble, además de guerrero, era terrateniente y dueño de una cantidad variable de siervos, al igual que los demás propietarios. La gran propiedad feudal, (la señorial y la monástica) no era una extensión continua y única de tierra, sino que se encontraba diseminada, en torno a las pequeñas "Villas" en que habitaban los vasallos y los siervos, lo que obligaba a los señores propietarios, a andar de lugar en lugar, consumiendo los frutos de cada uno y, desde luego, recolectando los tributos e impuestos. Hacia el siglo X, se empezó a formar una nueva clase social: La Burguesía (del alemán "Burg "burgo" (o ciudad).
En efecto, hasta esta época, las ciudades no eran más que castillos agrandados en su extensión y, sus habitantes, eran en su mayoría, artesanos y domésticos al servicio de un señor. A partir del siglo XI, sucesivas mejoras tecnológicas, aplicadas a la producción y la comercialización de una mayor diversidad de productos, permitieron acceder a una nueva etapa en el proceso de desarrollo económico y cultural, lo que, por ende, acarreó también mejoras en el ámbito social y educativo. En tanto la burguesía pudiente, triunfaba en las universidades, la pequeña burguesía invadía las escuelas elementales.

A mediados del siglo XIII, los magistrados de las ciudades comenzaron a exigir escuelas primarias subsidiadas y administrados por la ciudad. Este hecho, insignificante en apariencia, era un evidente atentado contra el control que la Iglesia ejercía en la sociedad de su tiempo: Las escuelas municipales, logran que se abandone el latín y se enseñe en la lengua materna y se le da mayor importancia al estudio del cálculo numérico y la geografía, que a la teología. Esto permitió que, un mucho mayor número de niños y jóvenes, de la pequeña burguesía, se prepararan como expertos navegantes y contadores.
Esta nueva clase social, en acelerado proceso de formación, hizo gran presión sobre la Iglesia, al ampliar el número de estudiantes y, de esta manera, logró hacer de la antigua educación elemental, una especie de antecesora de la educación técnica, al alcance de muchas más personas.




La Matemática en la edad media
La matemática representa el estudio de las relaciones entre cantidades, magnitudes y propiedades, y de las operaciones lógicas utilizadas para deducir cantidades, magnitudes y propiedades desconocidas. Es una ciencia que ya ha cumplido 2000 años de edad, y aunque actualmente está estructurada y organizada, esta operación llevó muchísimo tiempo. En el pasado las matemáticas eran consideradas como la ciencia de la cantidad, referida a las magnitudes (como en la geometría), a los números (como en la aritmética), o a la generalización de ambos (como en el álgebra). Hacia mediados del siglo XIX las matemáticas se empezaron a considerar como la ciencia de las relaciones, o como la ciencia que produce condiciones necesarias. Esta última noción abarca la lógica matemática o simbólica — ciencia que consiste en utilizar símbolos para generar una teoría exacta de deducción e inferencia lógica basada en definiciones, axiomas, postulados y reglas que transforman elementos primitivos en relaciones y teoremas más complejos.
Las primeras referencias a matemáticas avanzadas y organizadas datan del tercer milenio a.C., en Babilonia y Egipto. Estas matemáticas estaban dominadas por la aritmética, con cierto interés en medidas y cálculos geométricos y sin mención de conceptos matemáticos como los axiomas o las demostraciones.
La Astronomía en la Edad Media
La astronomía griega se transmitió hacia el Este a los sirios, indios y árabes después de la caída del Imperio Romano. Los astrónomos árabes recopilaron nuevos catálogos de estrellas en los siglos IX y X y desarrollaron tablas del movimiento planetario. El astrónomo árabe Azarquiel, máxima figura de la escuela astronómica de Toledo del siglo XI, fue el responsable de las Tablas toledanas, que influyeron notablemente en Europa. En 1085, año de la conquista de la ciudad de Toledo por el rey Alfonso VI, se inició un movimiento de traducción del árabe al latín, que despertó el interés por la astronomía (entre otras ciencias) en toda Europa. En la Escuela de traductores de Toledo se tradujeron las Tablas toledanas y el Almagesto de Tolomeo y, en 1272, se elaboraron las Tablas alfonsíes bajo el patrocinio de Alfonso X el Sabio; estas tablas sustituyeron a las de Azarquiel en los centros científicos europeos. Junto a la obra histórica y jurídica, Alfonso X fomentó la traducción de libros astronómicos y astrológicos, en especial de procedencia árabe y judía, traducidos por lo general al latín y de esta lengua al castellano. Entre éstos pueden citarse los Libros del saber de astronomía. La crítica ha aceptado que su labor se redujo, en la mayoría de las ocasiones, a la de organizador, director e inspirador del trabajo. Los trabajos de investigación y traducción de esta admirable escuela permitieron que obras fundamentales de la antigua cultura griega fueran rescatadas del olvido y transmitidas a la Europa medieval a través de España. A partir de estas versiones, y gracias a las mismas, España transmitió a Europa todos aquellos saberes que cubrían campos como la geografía, la astronomía, la cartografía, la filosofía, la teología, la medicina, la aritmética, la astrología o la botánica, entre otros. Esta escuela fue el origen y la base del renacer científico y filosófico de las famosas escuelas de Chartres y, más tarde, de la Sorbona. Durante este periodo en Europa dominaron las teorías geocentristas promulgadas por Ptolomeo y no se presentó ningún desarrollo importante de la astronomía. Solamente Johannes Müller (llamado Regiomontanus) comenzó a realizar y reunir nuevas mediciones y observaciones. En el siglo XV comenzaron a surgir dudas sobre la teoría de Tolomeo: el filósofo y matemático alemán Nicolás de Cusa y el artista y científico italiano Leonardo da Vinci cuestionaron los supuestos básicos de la posición central y la inmovilidad de la Tierra. Había empezado el Renacimiento
Y así era la enseñaza en la edad media donde los niños después de estudiar se convertían en guerreros para defender a su pueblo

LOS ORÍGENES DE LAS UNIVERSIDADES

La educación en la Alta Edad Media descansaba, sobre todo, en el clero, es decir, en los monjes. Aunque las escuelas monásticas fueron centros de aprendizaje desde el siglo IX, fueron rebasadas en el curso del siglo XI por las escuelas catedralicias, organizadas por el clero secular (monástico). Las escuelas catedralicias se extendieron con rapidez en el siglo XI. Había veinte en el año 900, pero para el año 1000, su número había crecido cuando menos hasta doscientas, ya que cada ciudad catedralicia se sentía obligada a establecer una. Las más famosas fueron las de Chartres, Reims, París, Laon y Soissons, todas ubicadas en Francia que era, en verdad, el centro intelectual de Europa en el siglo XII. Aunque el propósito principal de la escuela catedralicia era educar a los sacerdotes para ser hombres de Dios más letrados, también atrajeron a otros individuos que deseaban contar con alguna educación, pero no querían ordenarse sacerdotes. Muchos administradores universitarios tuvieron títulos como los de canciller, preboste y decano, originalmente utilizados para los funcionarios de los capítulos de la catedral.

La primera universidad europea apareció en Bolonia, Italia (a menos que uno esté de acuerdo de conceder esta distinción a la primera escuela de medicina, establecida con anterioridad en Salerno Italia). La fundación de la Universidad de Bolonia coincidió con la renovación del interés por el derecho romano sobre todo por el redescubrimiento del Código de Derecho Civil de Justiniano (véase la opción Renacimiento del derecho romano) En el siglo XII un gran maestro, como lrnerio (1088-1125) podía atraer a estudiantes de toda Europa. La mayoría de ellos eran seglares, a menudo individuos de edad que desempeñaban funciones de administradores de los reyes y príncipes, y estaban deseosos de aprender más sobre derecho para aplicar sus conocimientos en sus profesiones.

Para protegerse, los estudiantes de Bolonia formaron un gremio, o universitas, que el emperador Federico Barbarroja reconoció y al cual le dio una cédula en 1158. Aunque el cuerpo docente también se organizó como grupo, la universitas de estudiantes de Bolonia tuvo mayor influencia. Obtuvo, por parte de las autoridades locales, una promesa de libertad para los estudiantes, regulé el precio de los libros y del hospedaje y, además, determiné los estudios> las cuotas y el profesionalismo de los maestros. Se multaba a los profesores si faltaban a una clase o comenzaban tarde sus lecciones. La Universidad de Bolonia siguió siendo la mejor escuela de leyes de Europa durante la Edad Media.

En el norte de Europa, la Universidad de París se convirtió en la primera universidad prestigiosa. Varios maestros —que habían recibido su licencia para enseñar de la escuela catedralicia de Notre Dame, de París— comenzaron a aceptar estudiantes extra por una paga. A finales del siglo XII estos maestros de París formaron una universitas, o gremio de maestros. En 1200, el rey de Francia Felipe Augusto reconoció de manera oficial la existencia de la Universidad de París. La Universidad de Oxford, en Inglaterra, se organizó según el modelo de la de Paris, y apareció por primera vez en 1208. Una migración de académicos de Oxford, ocurrida en 1209, condujo a la fundación de la Universidad de Cambridge. En la Alta Edad Media los reyes> papas y príncipes rivalizaron en la fundación de nuevas universidades. A finales de la Edad Media había ochenta universidades en Europa, la mayoría de ellas localizadas en Inglaterra, Francia, Italia y Alemania.